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Cuadro El juicio de Paris
Óleo sobre lienzo.
Este cuadro de grandes dimensiones relata el famoso episodio mitológico del Juicio de Paris, acontecimiento que contribuyó a desencadenar la Guerra de Troya.
Paris, un príncipe troyano, fue llamado para dirimir la disputa entre las tres diosas, Hera, Atenea y Afrodita, sobre quién merecía la manzana de oro que se concedería a «la más bella», arrojada por la diosa Discordia sobre la mesa de los dioses.
Cada una de las tres diosas prometió a Paris una recompensa a cambio de la manzana, y él eligió a Afrodita, que le había prometido la mujer más bella del mundo, Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta.
En la gran escena, Paris está sentado en el centro, entre las piernas de la diosa Afrodita, a la que tiende la manzana con el brazo levantado; Afrodita coge la manzana con una mano, mientras se vuelve hacia arriba para indicar al dios Cupido, que se cierne sobre ella, que cumpla su voluntad.
A la izquierda, las otras dos diosas le dan la espalda, indignadas y con el ceño fruncido, mientras que arriba, el dios Mercurio decreta la victoria de Afrodita, señalándola con su bastón, el caduceo símbolo del acuerdo alcanzado, y el dios Cupido, siguiendo las instrucciones de Afrodita, prepara la estral ardiente con la que enamorará a Helena de Paris.
La escena se completa con un niño con alas que vierte agua de un jarrón, tal vez una especie de bautismo, o consagración de la elección. Las figuras, imponentes y fuertemente carnales, llenan la escena en un entretejido de cuerpos que, con la variación de los colores de las tez -pálida la de las divinidades, más brillante la del príncipe pastor, (¡el único mortal en el hecho!), pero todos interpretados en una misma gama cromática-, consiguen una homogeneidad cromática.
Restaurado y reencuadrado, el cuadro se presenta en un elegante marco.