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Pintura de San Jerónimo Penitente
Óleo sobre lienzo. El gran lienzo está casi completamente ocupado por la figura del santo, quien, sentado sobre una roca en un entorno exterior austero, se encuentra absorto en la meditación. El santo está acompañado por sus símbolos iconográficos tradicionales: el libro, o mejor dicho, la Vulgata, según la tradición, de considerable tamaño para subrayar su importancia; el león, animal al que el santo le extrajo una espina en el desierto, volviéndolo dócil y fiel, y que se ha convertido en símbolo de las pasiones domesticadas. El santo sostiene una piedra en su mano derecha con la que se golpea el pecho, como señal de penitencia, y está parcialmente envuelto en una túnica roja y blanca, la de cardenal, que, sin embargo, cae de sus hombros, símbolo de su renuncia al cargo. El estilo pictórico es cercano al de Johann Carl Loth (1638-1698), pintor alemán activo principalmente en Italia, quien representó al santo en varias ocasiones, siempre con gran atención al libro sagrado y que tuvo contacto con Caravaggio y su pintura. La figura que aquí se presenta emerge con fuerza del fondo oscuro, apenas visible, resaltando la musculatura y los rasgos del hombre. Esto se logra mediante poderosos efectos de luz y sombra y el predominio del color rojo, presente en la túnica, pero también en los matices de la piel y el pelaje del animal, evocando la pasión y la fortaleza interior del santo. La pintura, restaurada y reentelada en el pasado, se presenta en un marco antiguo dorado.