Espejo de los años 60

Niño a caballo

Óleo sobre lienzo. Firmado MAGO abajo a la derecha. Maurizio Goracci, también conocido como Mago, es un pintor romano de temas figurativos, con figuras que, aunque bien definidas, siempre se sitúan sobre un fondo surrealista, sombreadas con paletas ácidas que le confieren una sensación fantástica. Un tema recurrente es una figura a caballo, en esta ocasión un niño, cuyo rostro y extremidades son reconocibles, mientras que todo el cuerpo, así como la silueta del caballo, están cubiertos de brillantes telas florales, que resaltan sobre el fondo oscuro e indefinido. La obra se presenta enmarcada.

Playa con figuras y ganado

Óleo sobre lienzo. La obra, firmada por Sorolla (abajo a la derecha) y fechada en 1928, evoca el estilo de Joaquim Sorolla y Bastida (1863-1923), el reconocido pintor valenciano que optó por reflejar la luz mediterránea en las escenas cotidianas de su ciudad, en un estilo único conocido como luminismo. Sus obras se caracterizan por su pintura al aire libre, representando a personas sencillas, a menudo enmarcadas en escenas de pesca y mar, capturando costumbres y tradiciones, así como la libertad con la que reflejan la luz y el color. En particular, las playas urbanas de Valencia, animadas por numerosas figuras, incluyendo bañistas y otros, fueron un escenario recurrente en muchas de sus pinturas. En esta obra, la escena es, efectivamente, la de una playa, donde pasan figuras con ganado, mientras se vislumbran barcas varadas y bañistas al fondo. La obra, que es efectivamente pictórica, a pesar de ser muy cercana a la forma y el estilo de Sorolla, no está reconocida como auténtica por el archivo oficial del artista. Se presenta en un marco de época.

Óleo sobre lienzo. Escuela del norte de Europa del siglo XIX. En la escena, ambientada en una llanura árida y nevada, atravesada por un río helado, un gran trineo tirado por caballos está estacionado en la orilla, con varias personas a bordo: una mujer con un niño en brazos se prepara para subir, observada por el conductor, mientras otra figura femenina, con su hijo de la mano, se aleja caminando sobre el hielo. ¡Parece una parada de transporte público nórdica! La obra se presenta en un marco de finales del siglo XIX, con varias piezas faltantes o dañadas.

Paisaje con edificios 1884

Óleo sobre lienzo. Firmado y fechado abajo a la izquierda. El paisajista Henry Robinson Hall pintó principalmente vistas de la campiña escocesa, con rebaños de ganado o viviendas rurales, como este pequeño pueblo enclavado en la llanura, atravesado por un arroyo de corriente lenta. Los tonos rosados del cielo crean una atmósfera romántica y serena. El lienzo requiere restauración debido a varias pérdidas de pintura. Se presenta en un marco dorado de época.

Naturaleza muerta 1976

Óleo sobre cartón duro. Firmado y fechado en la parte inferior derecha. En el reverso, una etiqueta con los sellos del artista detalla la obra. Artista parmense, residente también en Milán durante muchos años, Proferio Grossi creó numerosos bodegones, pinturas de objetos en los que buscaba un sentido estético, que alternaba con la pintura abstracta. Esta composición también pertenece al estilo figurativo, una composición lineal y ordenada, tanto en la disposición de los objetos como en la elección del color, de objetos cotidianos representativos de la vida campesina. La obra se presenta enmarcada.

Óleo sobre placa metálica. Delicado retrato infantil, presentado en un marco contemporáneo de metal repujado y dorado.

Paisaje de río con figuras

Óleo sobre lienzo. Firmado abajo a la derecha. Ivan Karpoff, de origen ruso pero criado y consolidado como artista en Italia, alcanzó reconocimiento por sus pinturas, que se orientaban hacia el realismo impresionista italiano de finales del siglo XIX; se dedicó principalmente a paisajes y retratos. En esta obra, representa un atisbo de un paisaje llano atravesado por un caudaloso río; una mujer y su hijo caminan por el sendero que lo bordea. Enmarcada.

Paisaje con figuras 1929

Óleo sobre tabla. Firmado y fechado abajo a la derecha. Luigi Comolli, artista milanés, se distinguió por sus paisajes y bodegones. Su obra muestra una influencia impresionista, proveniente de sus años de formación en París. La obra se presenta en un marco dorado contemporáneo.

Pórtico con figuras

Óleo sobre cartón. Firmado arriba a la derecha. Gregorio Mariani es conocido por sus grabados de antigüedades romanas, pero también se consolidó como pintor de escenas de género, a menudo representando figuras de época, y como retratista. En esta obra, que muestra una influencia impresionista en sus matices de color y juegos de luz, representa una escena de la vida urbana del siglo XVIII: numerosas figuras, cuyos vaporosos vestidos femeninos son visibles, deambulan bajo un alto pórtico, entre cuyos arcos se vislumbra el mar, surcado por barcos. La obra se presenta en un marco de madera contemporáneo.

Invasión de 1996

Acrílico y arena sobre lienzo. Título, firma y fecha en el reverso. La obra de Ferrari se ha desarrollado íntegramente en torno al signo, pasando por diversas fases interpretativas. Esta obra pertenece al período posterior a 1995, en el que la linealidad del signo da paso al caos, las formas se encuentran y chocan libremente dentro del lienzo, y la escritura utilizada anteriormente se rompe en todas direcciones. El signo está completamente libre de superestructuras y puede expresarse en su totalidad, manifestándose dinámicamente en toda la superficie de la pintura. Estas obras están creadas con arena negra de Otranto, un material que permite a Ferrari expresar la teatralidad total del signo y que aún hoy representa el elemento fundamental de su pintura: a través de la arena, el signo traza sus caminos dentro del espacio de la pintura y más allá.

Bordado sobre seda, montado sobre un panel. El tapiz data del periodo Meiji (1868-1912), que coincide con el reinado del emperador Mutsuhito (conocido póstumamente como Emperador Meiji), y marcó una profunda transformación para Japón, pasando de una sociedad feudal aislada a una potencia industrial y militar moderna. Representa dos tsuru, o grullas japonesas, entre crisantemos en flor. En la cultura japonesa, el tsuru es símbolo de longevidad. El tapiz está montado en un marco, con gran parte de la tela doblada en el reverso.