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Pintura con Daniel en el Foso de los Leones
Óleo sobre lienzo.
El episodio bíblico representado se refiere a la historia de Daniel, el profeta de la corte del rey Darío el Medo que, por rezar a su Dios, fue condenado a ser arrojado al foso de los leones.
Pero Dios salvó a Daniel, enviando a un ángel para que cerrara las fauces de las fieras, y el rey perdonó a Daniel haciendo que condenaran en su lugar a quienes lo habían denunciado.
El tema ha sido representado varias veces en el arte, por la fascinación ligada a la historia, pero también por su sabor exótico debido a la presencia de las fieras. Destaca especialmente la versión de Rubens de 1615, en la que el profeta aparece desnudo en el foso bajo tierra, rezando fervorosamente, rodeado de una multitud de feroces leones.
En cambio, la obra que aquí se presenta propone una versión centrada en el diálogo entre el profeta y el ángel, que se encuentran frente a frente, destacando con los vivos colores de sus vestiduras sobre el fondo oscuro de una prisión; sólo hay un león, agazapado mansamente a los pies del ángel, por lo que prevalece la dimensión espiritual y salvífica del acontecimiento bíblico.
Según el célebre historiador del arte Maurizio Marini, especialista en Caravaggio y el arte barroco, que tuvo ocasión de contemplar el cuadro hace años, la obra podría atribuirse a Antonio Maria Vassallo (1620 -1664) por sus elecciones compositivas y cromáticas.
El cuadro, restaurado y reencuadrado, se presenta con un marco de listones.