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Cuadro de Girolamo Forabosco y asistentes
Jefté y su hija
Óleo sobre lienzo. La pintura representa a Jefté y a su hija, dos personajes bíblicos del Antiguo Testamento. La joven aparece de perfil, vestida como una dama veneciana del siglo XVII: un vestido escotado, ceñido a la cintura con un cinturón dorado y mangas fluidas; su cabello rubio está recogido y trenzado con hilos de perlas; y luce pendientes colgantes. Con una mano, se seca las lágrimas con un paño, mientras que con la otra sostiene la mano de su padre. Jefté, por su parte, viste armadura, una pesada capa roja que le cubre el brazo derecho, y parece señalar hacia afuera del cuadro; su expresión refleja dolor. Los sentimientos expresados por los protagonistas —desesperación rayana en la locura en el personaje en cuestión, resignación sumisa en la joven que llora, sosteniendo la mano del hombre como para consolarlo— ilustran a la perfección la trágica historia del guerrero que regresa victorioso, pero obligado por un voto a sacrificar a su propia hija. Según el análisis de la historiadora del arte Dra. Ludovica Trezzani, cuyo dictamen pericial se adjunta, la pintura aquí examinada es una réplica, con variaciones de tamaño y un encuadre ligeramente más cerrado, de una composición de Girolamo Forabosco, también conocida como «Medoro y Angélica», dado que el tema de la pintura siempre se ha interpretado en el contexto del poema de Ariosto. La Dra. Trezzani relata en su análisis la secuencia de hipótesis que condujeron a la interpretación de la obra como un tema del Antiguo Testamento. La experta define la pintura como «preciosa en su materialidad y hábil en muchos pasajes, pero no tan lograda en otros, y por lo tanto, probablemente ejecutada en el taller de Forabosco, en parte con su intervención directa, pero con la amplia responsabilidad de uno o más ayudantes, como era la práctica en los talleres de la época». La pintura muestra signos de restauración y reentelado previos. Se presenta enmarcada.