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Cuadro del Taller de Francesco Bassano
Natividad
Óleo sobre lienzo. Segunda mitad del siglo XVI. El cuadro procede de la histórica colección familiar del conde Castracane, como documenta el recibo original en papel autógrafo de Francesco Bassano (adjunto a la obra), en el que se lee: "V. S. Ill.ma Conte Castracane. Recipio de so messo sua somma de quinquaginta ducati per lo dipinto de mano mia de Nativitas Domini Nostri come Ella mhavea ordenato. Dev.mo Obb.mo Servo suo Franciscus da Ponte de Bassano. Die 12 december 1589". En la parte posterior del marco hay también una cartela de inventario en la parte superior y la inscripción «Castracane property» en la inferior. El citado conde Castracane pertenecía a la noble familia Castracani degli Altelminelli de Fano, originaria de Lucca. Francesco Dal Ponte da Bassano, conocido como Il Giovane, trabajó durante muchos años en el importante taller de su padre Jacopo, conocido como Bassano il Vecchio, y luego se trasladó a Venecia en 1578, donde estableció su propio taller, aunque siguió colaborando con el taller de Bassano, que entretanto había sido dirigido por su hermano Leandro tras la muerte de su padre. Sin embargo, hacia finales de la década de 1580 se manifestó en Francesco una crisis, que se reflejó también en su producción alegórica: en un progresivo acercamiento al gusto de su hermano Leandro, el color se hizo más claro y perdió fuerza, las formas se ampliaron y simplificaron, y la composición se hizo fragmentaria. La producción de la familia Bassanesca se distinguió sobre todo por sus temas sacros, ambientados, sin embargo, en entornos rurales, lo que lleva a definirlos como bíblico-pastoriles. También en este cuadro, la Sagrada Familia no caracteriza la centralidad de la escena, sino que es uno de los dos grupos de figuras humanas que ocupan el lado derecho de la escena, mientras que a la izquierda destaca el grupo de pastores con los animales del campo y los sencillos objetos de la vida cotidiana. El contexto rural también está bien definido por los objetos que lo rodean, aunque la cabaña del nacimiento se sustituye por una estructura arquitectónica con columnas de mármol, pero de un color que se funde con las demás estructuras circundantes. Los únicos elementos espirituales son el ángel -¡solitario!- que se aparece a los pastores para la anunciación, relegado a lo alto, pequeño y apenas perceptible; y la aureola que rodea la cabeza del Niño Jesús, que además es representado plácidamente dormido, ajeno a lo que sucede a su alrededor y a lo que le espera. Característicos de la producción del taller de su padre eran la riqueza y vivacidad de los colores y los contrastes luminosos, que, sin embargo, se difuminaron en Francesco, traduciéndose en elecciones cromáticas más apagadas y formas simplificadas, perdiendo parte de su fuerza. Esto se aprecia también en esta obra, ambientada en los últimos años de la vida del artista, sobre todo en la indumentaria de los personajes; obsérvese en particular cómo la túnica de María ya no es roja como tradicionalmente, color fuertemente simbólico del sufrimiento humano, sino que es del mismo tono de rosa que la túnica del pastor central, casi como para subrayar la pertenencia de la Virgen a la humanidad humilde y sencilla. Además, Francesco Bassano en su último periodo, debido a su estado de salud comprometido por una grave hipocondría (murió suicidado en 1592), tuvo encargos de obras que sólo fueron ejecutadas parcialmente por él, sino delegadas, al menos parcialmente, en sus ayudantes. Esto aboga por una obra encargada a él y a su taller, como afirma su declaración autógrafa, pero probablemente no ejecutada directamente por el maestro, sino por uno de sus ayudantes. El cuadro ha sido restaurado y enmarcado de nuevo. Se presenta en un marco antiguo de madera de finales del siglo XVIII o principios del XIX.